PRECIO
$625.000
Envío gratis a todo Chile. Excepto Isla de Pascua y Juan Fernández.
La Obra
La obra incluye el montaje y 3 piezas de metal hechas para que la obra se sostenga en el muro
La obra de Macarena Jofre se plantea desde el proceso azaroso que da origen a cada pieza. Es una superposición lenta y consciente, un trabajo que avanza capa tras capa, comenzando por un esqueleto de fierro, sobre el que se acumulan capas de yeso, cada una de distintos colores, grosores, texturas. Aunque creadas recientemente, parecen haber existido hace años. No brillan con los destellos plásticos de lo que acostumbramos a llamar “nuevo” – celulares, autos, ropa. Al contrario sus rugosidades e imperfecciones las convierten en objetos profundamente evocativos.
La mano de la artista parece invisible. No es su intuición lo que aparece en estos restos. Más bien, ella actúa como una médium, desentrañando, adivinando, guiando, para darle forma a estos vestigios, resultado de un intercambio dinámico entre intención y azar. El gesto es clave: permitir que los materiales hablen, escurran, sigan su curso natural, logrando incorporar la expresión propia de cada uno en un momento y lugar específico. No existen “inconsistencias” “imperfecciones” o “errores”. Cada pieza es lo que es, incontenible, inesperada, incluso inexorable.
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La Obra
La obra incluye el montaje y 3 piezas de metal hechas para que la obra se sostenga en el muro
La obra de Macarena Jofre se plantea desde el proceso azaroso que da origen a cada pieza. Es una superposición lenta y consciente, un trabajo que avanza capa tras capa, comenzando por un esqueleto de fierro, sobre el que se acumulan capas de yeso, cada una de distintos colores, grosores, texturas. Aunque creadas recientemente, parecen haber existido hace años. No brillan con los destellos plásticos de lo que acostumbramos a llamar “nuevo” – celulares, autos, ropa. Al contrario sus rugosidades e imperfecciones las convierten en objetos profundamente evocativos.
La mano de la artista parece invisible. No es su intuición lo que aparece en estos restos. Más bien, ella actúa como una médium, desentrañando, adivinando, guiando, para darle forma a estos vestigios, resultado de un intercambio dinámico entre intención y azar. El gesto es clave: permitir que los materiales hablen, escurran, sigan su curso natural, logrando incorporar la expresión propia de cada uno en un momento y lugar específico. No existen “inconsistencias” “imperfecciones” o “errores”. Cada pieza es lo que es, incontenible, inesperada, incluso inexorable.
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